martes, 27 de marzo de 2012

Ascenso y caída de don Andalucio. XII


















XII.


El Club Slovo pisa fuerte.


I.

Mientras Andalucio está en la escuela en Madrid haciéndose un hombretón, en Fuengirola la peña integrante del Club Slovo se parte la cara para sobrevivir. Porque Boni y Martín y el comisario Arturo Robledo están que se salen. Una nueva pista.

--Hay uno que dice que ese Salvador Brecht está relacionado con un taller de teatro en el centro, junto a la plaza de la Constitución.

--¿Un qué coño? --pregunta el comisario Robledo con cara de mala leche.

Boni lo repite mientras Martín eructa como un cerdo. Junto a las palabras de Boni lo que el comisario recibe es un atronador hedor a chorizo picante. Suficiente para que cierre los ojos y contenga la respiración durante unos segundos. "Fuera los dos," dice luego. "¡Traedme su jodida cabeza!"

II.

--¡No, no, no! ¡Así no! Vuelve a leer el texto.

--No entiendo...

--¡Claro que no entiendes! ¡Claro que no lo entiendes! Mira lo que dice el texto. ¡El gesto! ¿Lo ves en el texto? Dice: "Baal se abrocha los cordones poniendo la bota encima de la silla." Tiene que ser ENCIMA de la silla, porque ese es el signo gestual del personaje. Indica su personalidad. Es información esencial sobre él.

--No estoy seguro si lo he...

--¡No, no! No me digas si esto y si aquello. ¡Haz lo que dice el texto! ¿Tan difícil es aprender a interpretar un papel de una obra de teatro épico? Empecemos de nuevo. Desde el comienzo de la escena Tercera en el despacho del abogado. ¡Y recuerda: el pie encima de la silla nada más entrar!

III.

En el despacho del abogado Antonio Jurista reina el silencio.

Ahora suena el teléfono. 

--Dígame.

--Soy Luis --dice el director del periódico asustado.

--Dime.

--Parece que ese tal Brecht quiere hablar contigo.

--Cómo que... A qué te refieres.

Silencio al otro lado de la línea. Al punto y por la puerta aparece un hombre. El abogado Antonio Jurista, sorprendido, acierta a decir entonces:

--Un momento --dice--. ¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí?

El hombre, poniendo el pie encima de una de las sillas frente a la mesa, responde: 

--Soy Salvador Brecht. Espere a que me ate estos cordones y le cuento. Bonito despacho, por cierto. ¿Lo ha decorado usted mismo?

IV.

--Vale. Contento con esta escena. A por la siguiente.

No hay tiempo, porque por la puerta entran Boni y Martín.

--¿Qué es lo que quieren? --pregunta el director incrédulo.

Habla Boni.

--Queremos que nos diga dónde está Brecht.

El director, que está preparando precisamente la obra de teatro Baal de Bertolt Brecht, la flipa.

No equivoca mucho su pregunta cuando les dice:

--¿Son ustedes actores también?