jueves, 23 de febrero de 2012

Ascenso y caída de don Andalucio. X



















X.

Que cuenta cómo la dimensión espacio-temporal se cruzó con la de otro universo
y de las repercusiones fatales y fatídicas para esta épica andaluza.



I.

He ahí el hombre.

Cansado, malherido, aún convaleciente, pregunta:

Estoy buscando a un niño.

¿Cómo dice? –le responde a su vez el hombre que estaba en el coche con las luces encendidas.

Como usted estaba haciéndome señales de luces, pensé...

Oiga, ¿está usted drogado? –contestó el conductor molesto. Algo en su mente relacionó las preguntas sin sentido de aquel extraño con las de su ex mujer. Entonces estalló–: Deje de drogarse, ¿quiere? Estoy cansado, me entiende usted, ¡cansado de los drogatas! ¡Si por una vez me dejaran en paz sería el hombre más feliz del mundo!

Entiendo.

No, usted no entiende nada –añadió el conductor dando rienda suelta a todos esos comentarios que no se había atrevido a verter en la mesa pulcra y ordenada de su psiquiatra–: ¡Usted no comprende nada! ¡Nada! ¡Llevo años cansado de estar perdiendo dinero con gurús de la mente humana para que, encima, me vengan otros tarados, más tarados, mucho más tarados que yo a pedir una explicación al misterio de sus jodidas vidas!

II.

¿Es usted?

¿Perdone? –la joven que estaba fumando un cigarrillo acababa de utilizar su mechero durante más de cinco minutos, y habría acabado abandonando su intento de encenderlo si al final la llama, por arte de magia (mea culpa), no hubiera aparecido.

Estaba haciendo señales con la llama y pensé...

¿Qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que busca? –Ella estaba más sorprendida que él, que ustedes y que yo mismo (pues los límites del arte, como los designios del Uno, son indescifrables).

Solo quiero saber...

Se ha equivocado de persona –dijo ella cortante–. Las que usted busca están allí, al otro lado de la plaza.

¿Le importaría darme uno? –dijo el hombre desesperado por salir de su pesadilla.

No –contestó la joven mirándole a la cara despectivamente–. Es usted ya mayorcito para pagarse sus propios vicios.

Aquello hizo que todo estallara en pedazos. Abracadabra...

III.

¿Qué piensas hacer con él? –preguntó Bertolt Monreo saliendo de su siesta incómoda.

No pienso hacer nada –contestó “el Jefe” sonriendo socarronamente.

Quiero decir que cuál es el siguiente paso.

El siguiente paso es la lucha. Simple. Mucho. Bastante.

¿No tienes miedo?

Sí, pero no podría vivir de otra forma. Ten –dijo “el Jefe” dándole un papel recién sacado del horno de su impresora que estaba atada a un portátil plateado–. Lee.

¿Quieres que lo lea? –preguntó su pupilo Bertolt Monreo, “el Cosaco.”

Sí. Léelo en alto.

IV.

A TODOS LOS LECTORES DE FUENGIROLA. Saludos:

Hemos comenzado una propaganda en toda regla.

Los panfletos se reparten gratuitamente,
Como todo lo que no tiene precio en esta vida:
como el aire, como el amor verdadero, como los amigos.
Léalos, guárdelos, escóndalos, divulgue su contenido.
En breve saldremos de nuestras cuevas.
Porque aún el señor de las Cuevas no ha dado luz verde.
Señor y creador nuestro: esperamos su señal para 
comenzar la contienda. Estamos preparados, listos y...

V.

Ya, Diario de la Mañana. 23/02/2012 17:38:12 horas.

Por Copito de Nieve.

En el día de hoy, 23 de febrero de 2012, han surgido ciertos panfletos de un tal Club Slovo avisando de que un fenómeno extraño (¿un asteroide, un meteorito, un OVNI?) estaba haciendo su acercamiento a la ciudad de Fuengirola.

Fuentes de la Agencia EFE han informado de que el cielo de Fuengirola se ha iluminado con dos grandes ojos fieros y omnipresentes. No han faltado miembros de ciertas sectas ("El Club de los Divorciados Amantes de Dickens," por ejemplo) que han salido a la calle gritando que "el final está cerca." El hecho de que este año de 2012 tenga correspondencias con el final del ciclo astronómico Maya no deja de ofrecer conexiones para los exégetas.

El Teniente Alcalde de Fuengirola, señor Antonio Jurista, anteriormente abogado de prestigio de la ciudad y accionista de la gran corporación NOVAX, S.A., tras las diversas protestas callejeras delante del Consistorio que pedían unas palabras oficiales ante los extraños eventos meteorológicos, ha dicho: "Negamos cualquier intervención paranormal o cualquier colisión espacio-dimensional entre universos paralelos como causa de estos disturbios. Todo parece indicar que un grupúsculo de revolucionarios artistas de vanguardia quiere despertar la llama de un cambio de mentalidad. Reiteramos: Fuengirola está libre de pecado, libre de revoluciones, libre de cualquier culpa. Somos gente de paz y nada de arte. El arte solo despierta envidias y rencillas y consciencias. Nosotros pedimos que se deje de atender al cielo, que no se miren las estrellas y que dejen de leerse libros. Pedimos encarecidamente que sigan pegados a sus televisores. Gracias."

VI.

Bertolt Monreo dijo a Salvador Brecht:

–Esto es bueno, muy bueno –dijo, sus ojos brillando en la habitación–. Descabellado, alucinado, impropio de un escritor a sueldo, pero por eso mismo valioso.

–La locura es simplemente la cordura dirigida hacia buenos fines –contestó "el Jefe" encendiendo un cigarrillo.

–¿Y ahora qué?

–Ahora a esperar –el Jefe miró hacia la ventana que daba al mar Mediterráneo y murmuró–: Dadnos ya luz verde, ¿quieres?

Aún no están preparados. No acabo de entender lo que haces...

No hasta que el niño que se ha hecho hombre vuelva a la ciudad. ¿Quién te crees que eres?

VII.


Andalucio despertó. Hacía una tranquila tarde de verano. Su padre llamó a la puerta.

–¿Puedo pasar? –preguntó.











martes, 21 de febrero de 2012

Teatro IX



Sede de El Club Slovo.

En la puerta dos coches de policía. Dentro cuatro agentes buscan información. Panfletos, impresoras, ordenadores, cualquier cosa que les pueda valer para acusar a los integrantes de Slovo como terroristas. Remueven cielo con tierra. Echan abajo los carteles que colgaban de las paredes. Las fotografías del Che, de Lenin, y de Marx quedan pisoteadas por el suelo.

Policía 1:

-Aquí no hay nada, esos cabrones se nos han adelantado. Tendremos que apretarle las tuercas a ese Salvador Brecht. Llama a la comisaría- se dirige a un subordinado, el que lo hace es el sargento de policía-, llama y dile al comisario que le den un escarmiento a Brecht, y que le saquen dónde coño han metido toda la información, todos los panfletos, los ordenadores, vamos, dile que estamos esperando, si nos dice que le apretemos las tuercas a los otros estaremos encantados de romperles los cojones a esos mierdas.

Comisaría, sala de interrogatorio.

Salvador Brecht está sentado ante la mesa. Frente a él el comisario fuma para mitigar su inquietud y su ansiedad. Brecht toma un sorbo de agua. En ese momento el policía que hay a su izquierda le propina un puñetazo haciendo que el vaso salte por los aires salpicando de agua toda la mesa y mojando el cigarrillo del comisario.

Comisario:

Eres idiota, no ves que me has mojado el último cigarrillo! A ver si la próxima vez tienes más cuidado.

El policía sonríe como riendo la gracia y vuelve a golpear a Salvador Brecht, esta vez le da un directo en el mentón. Salvador cae hacia atrás en la silla.

Policía:

-¿Mejor ahora, jefe?- pregunta sonriendo mostrando sus dientes negros y picados.

El comisario se incorpora de la silla y se dirige a Brecht.

Comisario:

-A ver, amigo, sabes que al enemigo no le damos ni agua, ¿verdad?, pues a ver si colaboramos con los buenos de esta película y nos dejamos de heroicidades, que en estos tiempos no están de moda. Ya sabes lo que está de moda, ¿no?

El comisario envía al policía a por un paquete de cigarrillos. El policía sale de la sala y quedan solos Brecht y el comisario.

Comisario:

-Salvador, amigo, ya no estás para estos trotes, no creas que nos las vas a seguir gastando como lo hacías antes de llamarte Brecht, sabemos todo de ti, y también sabemos dónde está tu familia y dónde tus amigos, y espero que entres en razón y nos digas dónde habéis guardado todo el material que pensabais usar para fastidiarnos la fiesta de envestidura de nuestro alcalde- el comisario sonríe y pellizca a Brecht en la mejilla. Salvador Brecht guarda silencio, pero siempre mirando al comisario a los ojos, cosa que al policía le pone nervioso. Él nunca mira a los ojos a nadie, siempre anda cabizbajo, y mirando hacia otro lado por temor a ser descubierto en su mirada-. Te he dicho que hables o tendrás que lamentarlo- grita golpeando con el puño la mesa. Es incapaz de darle un golpe a Brecht porque este no deja de mirarle a los ojos y en esa mirada hay algo más que odio. El comisario siente miedo de esa forma en que Brecht lo mira. Sabe que el tipo que tiene enfrente se las gasta bien putas, si le das una oportunidad te manda volando por los aires a hacer compañía a san Pedro- piensa el católico y practicante de comunión diaria comisario.

Salvador Brecht rompe su silencio:

-No podrás jamás acabar con El Club Slovo, somos invisibles. Podrás coger a unos pocos, torturarlos, matarlos si quieres, pero nunca acabarás con el espíritu de libertad y lucha que nos mueve. El Club Slovo seguirá vivo, y lo sabes bien, lo sabía bien tu antecesor y sus compinches, y lo sabían bien el antiguo alcalde y sus acólitos y el obispo, y el presidente, y el papa. Todos lo sabían. Pero por muchos de nosotros que podáis vencer  no acabaréis con nuestro espíritu de libertad y de lucha, y algún día seréis vencidos y entregados a la verdadera justicia. Ningún crimen quedará impune ante la ley del Pueblo. Y ahora golpéame, mátame si quieres pero nunca acabarás con El Club Slovo.

El comisario al oír las palabras de Brecht se impacienta y descuelga el auricular del teléfono que hay sobre la mesa. Y grita:

-A ver, dónde coño se ha metido ese miserable que envié por tabaco. Lo quiero aquí y ya.

Cuelga sin atreverse a mirar a Salvador Brecht que no ha dejado ni un segundo de mirarle a los ojos. Al momento entra el policía con el tabaco y se lo entrega al comisario. Este le dice:

-¡Vaya hombre! Los he visto más rápidos. Voy a salir a tomar el aire. Dale a este lo que se merece. Pero cuidado, no quiero marcas.

Policía:

-No se preocupe jefe, es mi especialidad no dejar marcas.

El comisario sale y no puede evitar afrontar la mirada de Brecht, pero solo una milésima de segundo basta para que los ojos de Salvador Brecht le muestren lo que se le vienen encima al comisario.

-Duro con él- dice antes de salir.

Una vez en la calle, recibe una llamada de la patrulla que está registrando la sede de Slovo.

-¿Que no habéis encontrado nada?, ¡maldita sea, estos cabrones!; bueno dile al sargento que se ponga- da una calada al cigarro justo delante del cartel donde pone <<Prohibido fumar>>.

Sargento:

-Señor comisario, no hemos encontrado nada, bueno, solo las putas fotos de esos cabrones que esta gente tienen como héroes. Sí, las hemos destruido todas, sí, no ha quedado ninguna. Espero sus órdenes para el siguiente paso.

Comisario:

-El siguiente paso es eliminar a esos putos revolucionarios que nos van a joder el chiringuito, y no queremos que se nos acabe el chollo, ¿verdad?- grita el comisario.

Sargento:

-Claro que no, señor. Pero mire lo que están haciendo estos de Slovo, ve que la mecha no ha hecho más que encenderse y ya están en Valencia los jóvenes jodiendo en las calles a pesar de que les estamos dando bien duro. ¿Derechos humanos? Estos el único derecho que han  de entender es el la porra y el garrote vil, y al enemigo ni agua.

Comisario:

-Dejemos a nuestros compañeros en Valencia que hacen bien su trabajo y hagamos el nuestro bien aquí, muerto el perro se acabó la rabia. Tienes carta blanca, acaba con los cabecillas de ese maldito club. Y no regreses hasta que no haya quedado ni uno solo.

Casas de los cabecillas de El Club Slovo.

Toro Sentado, Peter Magnus, Avalon Breton, Proleto, Cialenva Preston, Nube Roja, y Caballo Loco, en sus respectivas casas hacen las maletas. Por el momento, su contacto en la policía les ha informado de que deben largarse por un tiempo. Están en peligro. La mayoría de ellos no tiene familia, son tipos solteros y solitarios que dejaron atrás hace tiempo todo vínculo familiar por la Causa, a sabiendas de que la Causa podría perjudicar a sus familias.

La lucha continuará desde la clandestinidad El Club Slovo está más vivoq ue nunca.

domingo, 19 de febrero de 2012

Ascenso y caída de don Andalucio. IX






















IX.


Que cuenta cómo "Poli" y Ana fueron brutalmente maltratados 
por "Mr. Boni" y Martín, y de cómo Bertolt Monreo comenzó a buscar al niño.


I.

Abre los ojos, campeón.

Ahí está. Bien hecho. Ahora mira aquí.

¿Cuántos hay? Bien. Podemos seguir. Tienes que ir a ver a un niño ahora.

No te preocupes: aún no lo han encontrado. Porque se han equivocado de Salvador.

Han encontrado a otro que se llama Salvador Romero.

"Poli" para su mujer y sus amigas de la peluquería del barrio.

II.

–Tú.

Mr. Boni no se anda con tonterías. Habla.

–Dime desde cuándo comenzaste a joder con tu mierda de club.

–¿Qué cojones de club ni hostias? –pregunta Poli.

Martín le recuerda que hable con respeto a la ley: ¡KromKatónKaifásKrack!

–Vuelve a intentarlo de nuevo –dice Mr. Boni–. Háblame de quién eres y quiénes son tus colaboradores. ¡Quien coño eres!

Esa pregunta no la sabe ni el mismo Poli.

–Yo soy Salvador...

–Eso ya lo sabemos –dice Mr. Boni escupiendo en el suelo del salón.

–Yo soy un pringa'o.

–Ya, eso también lo sabemos.

–Un mierda.

Ana mueve su cabeza al escuchar esta frase de Poli. Parece que está de acuerdo. Poli la repite: "Un mierda, simplemente eso. Un mierda que no sabe de qué va todo esto."

–¿Dónde están las prensas?

–¿Qué prensas? –dice Poli queriendo levantarse del sofá. Martín le empuja con su brazo. Poli se incrusta en el sofá como una chincheta en la pared–. ¡No sé nada de prensas! Yo estoy en paro y me dedico a pasarme el día tocándome las pelotas en casa.

Ana vuelve a confirmar con un movimiento de cabeza lo que acaba de decir Poli.

Mr. Boni hace un gesto con la cabeza a Martín.

Respuesta incorrecta, tarado...

–Bratislava ahora orda preparum paralelo viene... –le dijo Martín enseñándole el puño a Poli. Ana intenta decir algo.

–Poli no sabe nada –dice ella segura de sí misma.

–Creo que tendremos que partirle unas cuantas costillas a su mujer.

Martín no pierde el tiempo en esperar una confirmación a esas palabras de Mr. Boni. La tira al suelo y tronc tranc trun declinamus latina guarrás quema y apesta. 

–Habla.

Poli se echa a llorar y no puede más con su alma y Ana está sangrando en el suelo recién limpio que huele a aguarrás y parece totalmente una bella latina como Jenifar Lopa López ¿que no?

Mr. Boni se echa a reír a carcajadas. 


Y Martín lo imita. Es su simio. 


Suena el móvil. 

–Dime.

Martín, Poli, ustedes y (Ana duerme como un angelito) yo esperamos...

III.

Bertolt Monreo se incorpora en la cama del hospital. Mira a la ventana.

Parece que alguien le está haciendo señas de luces desde fuera. 

Hora de seguir la estrella de Oriente, campeón...

IV.

–¡Se van tal cual! –grita Poli viendo a Mr. Boni saliendo de la casa.

–Nos equivocamos de hombre –dice Mr. Boni sacando un cigarrillo–. Has tenido suerte, hombretón.

En el salón Ana sigue tumbada boca abajo: desmayada. Martín la está tocando.

–¡Eh, deja a mi mujer, animal!

Martín no escucha.

Mr. Boni ya reconoce esta escena cada vez que la escucha o la presencia.

–¡Que la sueltes, te digo!

Martín le propina un codazo que tumba a Poli contra la pared. 

Y comienza su ritual con Ana como es su costumbre. 

–¡Dos minutos, Martín! –le dice Mr. Boni desde la puerta mientras abre su teléfono móvil–. Ni uno más ni uno menos, ¿me escuchas? Esta vez no me tendrás haciendo el gilipollas cinco minutos como la otra vez.

Esto es demasiado horrendo para...

V.

Babilonia sexy por peque qui fuer fueris il black hole damsel ella carnaval di color che sano y marrano y joyciano y shakespeariano y Marlon Brando en París recuerda con vaselina baselona baseball pelota pelotas pelotudo pelota vasca contra rage against the machine...