El Club Slovo
Vosotros, los que surjáis del diluvio en el que nosotros nos hundimos, pensad también, cuando habléis de nuestras debilidades, en los tiempos sombríos de los que os habéis librado.
martes, 8 de enero de 2019
jueves, 23 de junio de 2016
Eliminar a los padres biológicos ¿un acto contranatura?
Autor: Alvaeno
Deberíamos aprender a
valorar lo bello, a aplaudir la virtud, la entrega, la honestidad, la
sinceridad, la honradez, más que cebarnos en intentar podar las bajezas humanas.
Tenemos que ser valientes pues de lo contrario nos crecerán los tiranos; también
coherentes, con unas metas que alcanzar donde no prime un
capitalismo-depredador que ensalce la supremacía del yo, que aúpe al cajón de
los vencedores a los más psicopáticos (…), que enseñe a usar y tirar, a dejar
en la cuneta a los incapaces, a los no competitivos.
Fragmento del libro “El
pequeño dictador crece” de Javier Urra.
Trato de explicarme, al menos, busco una explicación lógica
que muestre que alejar a un hijo de su padre biológico es natural y no
producirá consecuencias negativas tanto en el niño o niña como el progenitor
excluido.
Por mucho que pienso en ello y reflexiono no veo más que una
aberración en el acto de separar, anular y excluir al padre biológico de cualquier
niño o niña, algo que es para mí, no tengo la menor duda, como he dicho, un
acto que atenta contra la naturaleza humana.
Hablo como padre al que se le ha arrebatado, con argumentos
sin base, la custodia compartida regulada ante sentencia judicial firmada por
el juez de familia. ¿Con qué derecho la madre se erige en custodio y protector
del hijo, denigrando al padre y dejándole sin opciones?
Sé que no soy el único hombre que se encuentra en
circunstancias parecidas, sé que hay muchos hombres, padres biológicos luchando
por “ver-tener”, a sus hijos o hijas. Sé también que esos muchos padres se
preguntan: ¿qué han hecho para merecer la ignominia a la que son, somos,
sometidos por parte de la madre de nuestros hijos o hijas?, sin encontrar una
respuesta, cuando menos, lógica o razonable…
Eso que llaman “IGUALDAD”, palabra con la que muchas mujeres
abanderan su lucha contra la “tiranía del machismo”, dista mucho de lo que
realmente significa la palabra en sí y de las acciones que impunemente y
respaldadas por las leyes llevan a cabo algunas mujeres en contra de los padres
biológicos de sus hijos o hijas.
¿Qué igualdad abanderan esas mujeres que no permiten que los
padres biológicos estén con sus hijas o hijos?
No puede existir “igualdad” si la mujer se tiraniza
desmedidamente en contra del padre biológico, aclaremos que hablamos de padres
responsables que quieren formar parte de la vida y educación de sus hijos, no
de las excepciones que nos venden como lo “normal” de esos hombres
maltratadores e indiferentes que no quieren saber nada de sus hijos, hablamos,
repetimos, de padres concienciados, honestos, honrados y comprometidos. Sin
embargo, sí parece existir la desigualdad, precisamente fomentada y practicada
por las mismas mujeres que enarbolan con énfasis la bandera de la igualdad.
Por suerte, los jueces, parecen haber escarmentado de tanta
denuncia falsa y están, de algún modo, equilibrando la balanza, pero queda un
largo camino por recorrer, mientras mujeres y hombres no acepten que tener un
hijo o una hija, no es una cuestión baladí, sino algo muy importante, y sobre
todo, quedará mucho camino mientras, tanto mujeres como hombres, utilicen a sus
hijos o hijas como arma arrojadiza, y por supuesto no conviertan a sus hijos en
una cuestión económica, simple y mera cantidad de manutención, pagas luego
puedes ver a tus hijos o hijas, no pagas no los verás.
Confiemos en que la justicia y los jueces de familia por fin
traten con equidad tanto las madres como a los padres, de ello depende que
muchos hombres puedan realizar su papel de padres, lo que sin duda quieren bajo
ningún tipo de represión o sospecha.
SALV-E-AE
“Los que van a morir te saludan”.
viernes, 9 de enero de 2015
Crítica literaria: El lado salvaje de la literatura
Crítica literaria: El lado salvaje de la literatura
Os invito a leer la reseña literaria que ha hecho el escritor Edgar Borges de mi novela "En el lado salvaje", y que ha sido publicada en Argenpress Cultural.
Os invito a leer la reseña literaria que ha hecho el escritor Edgar Borges de mi novela "En el lado salvaje", y que ha sido publicada en Argenpress Cultural.
miércoles, 11 de abril de 2012
Teatro XII
Justo a tiempo. En la puerta del colegio están
los matones del señor Ricardo, así que por el momento dejaremos al niño
Andalucio crecer a la sombra de su progenitor con el visado de su madre.
Salvador Brecht junto con Marco Otelo han llegado
a tiempo antes que sus compañeros secuestraran al niño. Ahora hay cambio de
planes. Como la derecha avanza sin control alguno y los esbirros ya están
dispuestos a llevar a cabo las represalias cambiando las leyes si hace falta, y
si los apuran acabarán con todas las autonomías además de privatizar todo lo
público.
Salvador:
-¡Hola muchachos! Llegamos a tiempo,
ahora tenemos que cambiar de planes. Los perros de don Ricardo, y los de la
policía han hecho ya de las suyas, nos buscan y quieren darnos un escarmiento.
Tenemos que cambiar el objetivo.
Toro Sentado:
-Pero la idea de secuestrar al niño de
don Ricardo era buena, así tendríamos al cabrón ese cogido por los güevos.
Peter Magnus:
-Podemos siempre ir a buscar una pieza
más alta, como diría Yuri Sakastovief, moveremos la pieza en el tablero cuando
hagamos el mayor daño posible, y ese Andalucio no nos iba a servir de nada,
sobre todo sabiendo que su padre no lo aprecia tanto como a sus finanzas.
Avalon Breton:
-¿Y qué pieza es esa?
Peter Magnus:
-La mejor de todas las piezas, se
llama Men, bueno, así es como la llaman los amigos…
Salvador:
-¡Claro! Cómo no lo habríamos pensado
antes. Men la hija de…
Se hace el silencio porque un par de tipos
sospechosos de pertenecer a los hombres de don Ricardo pasan cerca de la mesa a
la que están sentados nuestros hombres.
Peter Magnus:
-Esa misma,
y sabemos qué amor le procesa su padre, y sobre todo su madre que será la clave
para conseguir nuestro propósito.
Avalon Breton:
¿Dónde vamos
a buscar la pieza?
Salvador:
-Iremos a El
lado salvaje, y allí la encontraremos.
Peter Magnus:
-Exactamente,
en Sahara de los Atunes la vi hace un par de días que estuve allí con mi amigo
Rov Dalas.
Los hombres
tomaron sus consumiciones en silencio, pagaron y salieron cada uno por un lado
para no levantar sospechas. Un hombre solo no es motivo de prevención, pero un
grupo sí, sobre todo de la pinta que los de El Club Slovo tienen. Saben que son
vigilados y saben que los han visto en la cafetería juntos por tanto
maquinando, pero demasiados testigos ante los cuales no es conveniente actuar,
eso los saben los hombres de don Ricardo.
Un hombre de pelo negro, fornido y alto, cuyo
cuerpo estaba enfundado en un elegante abrigo azul, y cuyos ojos ocultaba tras
unas brillantes gafas oscuras se sacudía las miserias que la ninfa había
depositado sobre él. << ¡Joder con las Fuentes de Castalia!>> dijo
el atractivo galán que esperaba a un contacto, el que en esos momentos llegaba
siendo testigo del chorro de vómito que sobre su amigo era enviado desde las
alturas. Miró hacia arriba y puedo descubrirla. << Sin duda, es
ella>> dijo el recién llegado. <<¿Es nuestra ninfa?>>
preguntó el hombre de abrigo azul, ahora vomitado. <<Sí, es ella,
vamos>> dijo el de la boina negra y abrigo largo de cuero verdoso.
Eva dormía profundamente soñando con vacas en
un extenso prado cuando abrieron la habitación y entraron aquellos dos hombres.
Men estaba en la terraza recuperándose de su vomitona para lo que había
decidido tomar una cerveza y encender otro cigarro. En el estado de
atontamiento en el que se encontraba no se percató de la presencia de los dos
extraños. <<Es idéntica a la virgen>> dijo el del abrigo azul
exhalando una bocanada de humo, fumaba algo nervioso porque no era hombre
acostumbrado a los allanamientos de moradas. <<Sí, es la auténtica
Isabel, por fin la tenemos>> dijo el de la boina y abrigo de cuero
verdoso.
La chica al descubrir la presencia de aquellos
desconocidos intentó gritar, pero ya era tarde, el más fornido, a pesar de su
nerviosismo y por miedo a ser descubierto, la había apresado entre sus fuertes
brazos y con la mano izquierda le tapaba la boca. La chica como una fiera
intentaba, poniendo todos sus medios, zafarse de aquella garra y como vio que
era imposible llevar a cabo tal hazaña, decidió ser más cooperadora. Y estando
en los brazos de aquel joven tuvo la sensación de estar teniendo un orgasmo. Al
momento todo fue oscuridad. Y en el tránsito de esta a la luz recordó un libro
de relatos que había leído, Tais y la
leyenda del farol nórdico, en el que Tais sufre un intento de
estrangulamiento por parte de su raptor.
Eva seguía sumida en su idílico ensueño en el
que un fauno la penetraba con toda la fuerza de su magnífica virilidad.
Y
en el preciso momento en que la luz de aquel sol matutino deslumbró los ojos de
las dos mujeres que no habían tenido tiempo de colocarse sus gafas de sol,
decimos, que en ese mismo momento un coche se acercó a la acera, sus puertas
traseras fueron abiertas desde dentro donde un tal Toro Sentado las había hecho
abrir para que sus compañeros pudieran empujar a las dos mujeres al interior
del vehículo.
-¡Pero…!-
dijo el conductor llamado Proleto-, ¿no íbamos a secuestrar a una chica?
-Cosas
de las improvisaciones, qué le vamos hacer- dijo el de la boina calada al
estilo del Che.
-¿Y
quién se supone que es la otra mujer?- preguntó el que respondía al nombre de
Toro Sentado.
-No
lo sabemos, ni nos importa, pero ya no podremos dejarla atrás, es un testigo que
no podemos dejar por ahí- respondió el del abrigo de paño azul que seguía
ocultando sus ojos tras aquellos lentes pasados de moda que le conferían un
aire de trasnochado don juan de los setenta.
El
coche se puso en marcha y en el sus ocupantes se perdieron por la avenida de
Andalucía y salieron de este relato por el momento.
martes, 27 de marzo de 2012
Ascenso y caída de don Andalucio. XII
XII.
El Club Slovo pisa fuerte.
I.
Mientras Andalucio está en la escuela en Madrid haciéndose un hombretón, en Fuengirola la peña integrante del Club Slovo se parte la cara para sobrevivir. Porque Boni y Martín y el comisario Arturo Robledo están que se salen. Una nueva pista.
--Hay uno que dice que ese Salvador Brecht está relacionado con un taller de teatro en el centro, junto a la plaza de la Constitución.
--¿Un qué coño? --pregunta el comisario Robledo con cara de mala leche.
Boni lo repite mientras Martín eructa como un cerdo. Junto a las palabras de Boni lo que el comisario recibe es un atronador hedor a chorizo picante. Suficiente para que cierre los ojos y contenga la respiración durante unos segundos. "Fuera los dos," dice luego. "¡Traedme su jodida cabeza!"
II.
--¡No, no, no! ¡Así no! Vuelve a leer el texto.
--No entiendo...
--¡Claro que no entiendes! ¡Claro que no lo entiendes! Mira lo que dice el texto. ¡El gesto! ¿Lo ves en el texto? Dice: "Baal se abrocha los cordones poniendo la bota encima de la silla." Tiene que ser ENCIMA de la silla, porque ese es el signo gestual del personaje. Indica su personalidad. Es información esencial sobre él.
--No estoy seguro si lo he...
--¡No, no! No me digas si esto y si aquello. ¡Haz lo que dice el texto! ¿Tan difícil es aprender a interpretar un papel de una obra de teatro épico? Empecemos de nuevo. Desde el comienzo de la escena Tercera en el despacho del abogado. ¡Y recuerda: el pie encima de la silla nada más entrar!
III.
En el despacho del abogado Antonio Jurista reina el silencio.
Ahora suena el teléfono.
--Dígame.
--Soy Luis --dice el director del periódico asustado.
--Dime.
--Parece que ese tal Brecht quiere hablar contigo.
--Cómo que... A qué te refieres.
Silencio al otro lado de la línea. Al punto y por la puerta aparece un hombre. El abogado Antonio Jurista, sorprendido, acierta a decir entonces:
--Un momento --dice--. ¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí?
El hombre, poniendo el pie encima de una de las sillas frente a la mesa, responde:
--Soy Salvador Brecht. Espere a que me ate estos cordones y le cuento. Bonito despacho, por cierto. ¿Lo ha decorado usted mismo?
IV.
--Vale. Contento con esta escena. A por la siguiente.
No hay tiempo, porque por la puerta entran Boni y Martín.
--¿Qué es lo que quieren? --pregunta el director incrédulo.
Habla Boni.
--Queremos que nos diga dónde está Brecht.
El director, que está preparando precisamente la obra de teatro Baal de Bertolt Brecht, la flipa.
No equivoca mucho su pregunta cuando les dice:
--¿Son ustedes actores también?
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