miércoles, 29 de febrero de 2012

Teatro X



Recepción de urgencias del hospital.

Acaban de traer a un hombre en una ambulancia escoltado por dos policías.

Recepcionista a uno de los policías:

-¿Qué dice que le ha ocurrido a este hombre?

Policía 1:

-Mire, señorita, el detenido de pronto se desmayó, y no pudimos reanimarle, así que por eso…

Una enfermera que baja de la ambulancia empuja la camilla con el hombre hacia dentro de las dependencias de la sala de urgencias del hospital. Dentro dos doctores se disponen a reanimar al paciente que parece sufrir un estado de shock. Tras aplicarle varias descargas eléctricas el paciente comienza a volver en sí.

Doctor 1:

-Ya lo tenemos, parece que se reanima, este hombre ha sufrido un paro cardíaco.

Doctor 2:

-Mira aquí, Lázaro, parece que le hayan aplicado alguna descarga con algo.

Doctor 1:

-Sí, Magdalena, eso parece que a este hombre le han producido el desfallecimiento, podríamos decir que la parada cardíaca ha sido inducida por alguien.

Magdalena:

-Tendremos que hacerlo constar en el parte médico, es nuestra obligación.

Lázaro:

-Sin duda compañera, pero ya sabes cómo se las gastan esos policías, con suerte estos dos que lo han escoltado hasta aquí nos dejan tranquilos.

Magdalena:

-No importa lo que hagan esos dos, nosotros cumpliremos con nuestras obligaciones como médicos y se acabó.

Lázaro:

-Como siempre, y no son pocos los líos en los que esos matones de Salcedo nos han querido meter, por no citar las presiones y amenazas recibidas que hasta ahora ningún juez se ha dignado a aceptar como parte de nuestra acusación.

Magdalena:

-Parece que este hombre ya está casi recobrado, menos mal que es fuerte, sin duda, parece entrenado en algún deporte.

El hombre recobra todo su juicio y dice:

-Mi nombre es Salvador, Salvador Brecht.

Doctor 1:

-Lo sabemos, pero ahora no se preocupe por ello, descanse, lo necesita.

Salvador Brecht:

-Lo que necesito es salir de aquí sin que ellos- dice señalando a uno de los policías que se ha quedado en la puerta de la habitación vigilante- me vean. Necesito escapar, no soportaré más el trato con el que me agasajan los hombres de Salcedo.

Magdalena:

-No tenga miedo, nosotros le ayudaremos.

Lázaro:

-Aunque esto nos cueste el puesto e incluso la cárcel.

Salvador Brecht:

-No, ustedes solo tienen que salir de aquí, y llevar al policía a la otra sala. Me dicen dónde hay otra salida y ya está.

Doctor 1:

-Pero tendrá que esperar un poco hasta que se reponga del todo.

Salvador Brecht:

-Está bien, pero no más de una hora, mis compañeros están en peligro y debo llegar antes de que encuentren al niño.

Magdalena:

-Vale, por ahora le diremos a la policía que en un par de horas estará usted bien y podrán volver a llevárselo. Los invitaremos a café. Y en media hora usted se pone esta bata y sale por la puerta que hay al final del pasillo a la derecha.

Lázaro:

-¿Lo ha entendido?

Salvador Brecht:

-Sí, no se apuren, les doy las gracias en mi nombre y en nombre de El Club Slovo.

Lázaro:

-¿Ha dicho Slovo?

Salvador Brecht:

-Sí, he dicho El Club Slovo.

Magdalena:

-Bien por ellos, me gustaría formar parte de ese club tan especial.

Lázaro:

-Sí, son verdaderos héroes de este tiempo, y necesitamos de muchos de ellos para ganar la guerra.

Salvador Brecht:

-Bienvenidos son. Si me dan sus números de teléfonos nos pondremos en contacto con ustedes para la próxima reunión. Pero no olviden que esto es totalmente secreto, ellos- dice mirando hacia el gendarme apostado en la puerta- son muy peligrosos y nos siguen los pasos.

Doctor 1:

-Aquí tiene, con éste basta para los dos.

Doctor 2:

-Sí, con ese basta. Ahora ha llegado el momento Salvador.

Lázaro y Magdalena se dirigen al romano que sigue apostado en la puerta. El policía les atiende y convencido por éstos les acompaña, junto a su compañero, a la cafetería donde serán invitados a café por nuestros dos doctores rebeldes.

Salvador Brecht llegada la hora se coloca la bata que le han entregado Lázaro y Magdalena y sale del hospital en busca de sus compañeros con la idea de evitar que encuentren al niño.