martes, 13 de diciembre de 2011

Ascenso y caída de don Andalucio. I

I.




Andalucio estaba en la estación.

Faltaban 10 minutos para que el tren llegara, de modo que decidió fumar y leer un rato. Alguien le interrumpió:

--¿Tiene un cigarrillo? --preguntó un joven alto, delgado y moreno.

--Sí tengo --contestó Andalucio.

Tras unos segundos de espera, el joven añadió:

--¿Me da uno?

--No --contestó Andalucio.

 El joven no tardó en preguntar indignado:

--¿Y por qué no?

Andalucio levantó la vista del libro, miró al joven atentamente, y le dijo:

--Porque fumar es un vicio asqueroso, dañino para la salud y muy caro.

Cuando el tren llegó, el joven se subió a él. Segundos después el tren se marchó y Andalucio se quedó un buen rato sentado, solo. Luego cerró el libro, tiró el cigarrillo y encendió otro. Entonces, sonriendo, supo que los vicios de cada uno se los paga uno.

Andalucio no pensó que esto pudiera ser comparable a los vicios de la crisis financiera actual, de modo que perdió ese tren mental y se dedicó a darle vueltas a la idea de que "la juventud no sabe lo que es trabajar y no comprende lo que es el esfuerzo."

Al detenerse junto a la máquina de café de la estación, Andalucio ojeó estas palabras que alguien había escrito en un folio pegado con cinta adhesiva transparente : "Siempre es más fácil culpar a los débiles por sus debilidades que a los fuertes por su poder, ¿verdad?." Estaba firmado: "CLUB SLOVO."

Andalucio, alterado, miró a un lado y a otro. No vio a nadie y nadie lo miraba.

No había nadie.

1 comentario:

  1. Un relato muy visual, y muy acorde con estos tiempos, sí, amigo, la frase escrita en el papel y encontrada por Andalucio, dice una gran verdad, lástima que no había "nadie".
    El poder quiere echarle la culpa a los débiles de los desmanes que él realiza, y no solo quiere culpar a los débiles, sino que quiere que éstos paguen los platos rotos.
    Jao gran Toro Sentado.

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