miércoles, 21 de diciembre de 2011

Teatro IV



En la cola del paro Proleto comienza a ponerse nervioso y para colmo se le ha acabado el tabaco.

Proleto en un aparte le dice al hombre que está delante de él: Perdone, ¿le importaría darme un cigarro?

Hombre: Cada uno se pague sus vicios- y diciendo esto tira al suelo el cigarrillo que estaba fumando y lo pisa alevosamente con una sonrisa malévola.

Proleto: Al menos me guardará la vez mientras voy a comprar un paquete de cigarrillos.

Hombre: Mire amigo, no me pida nada, que mire dónde estoy por hacer favores, así que se acabó. Y sabe una cosa…- mira a un hombre negro que está en la fila cinco puestos más adelante que él y Proleto-… que la culpa de que usted y yo estemos aquí la tienen ésos né-gros; ve, mire ahí delante, y le dan lo mismo que a usted y que a mí, a eso no hay derecho, y hace el trabajo por la mitad que usted y yo lo hacemos.

Proleto: No estoy de acuerdo, esos hombres negros hacen el trabajo que ni usted ni yo queremos hacer y los explotan el doble que a usted y a mí y los amenazan con expulsarlos del país si se ponen a molestar con esa monserga (según los jefes) de los derechos del trabajador, y déjeme en paz que no me gustan los xenófobos.

Hombre: ¿Qué me ha llamado? Retire eso ahora mismo si no quiere que le parta la cara.

Toda la fila se vuelve al oír que el hombre sube la voz e increpa a Proleto. Hacen un coro y cantan el tanguillo:

El trabajo te lo quitan otros

El banco, el jefe, y el político

Ellos te quitarán además la casa, el coche y el negocio…

No le eches la culpa al negro, al gitano, al árabe…

Ellos están tan necesitados como tú.

La gente vuelve al puesto en el que estaban en la cola. Proleto no aguanta más y decide romper con todo, y para empezar va a dejar la cola del paro.

Proleto: Un hombre no es un número, no es una cosa como una piedra o algo así, un hombre es mucho más que eso, pero no es nada si se deja golpear por otro hombre, no es nadie si se deja oprimir por otros hombres, así que ha llegado la hora de luchar.

La fila se gira hacia el lugar donde está ahora Proleto y cantan:

Aquellos que con aviones privados viajan por el confín de los cielos

Son los que nos golpean, los que nos maltratan,

Aquellos que firman pactos a nuestras espaldas y en nuestro nombre

Son los culpables y a ellos habrá que juzgar y deshabilitar del poder

Solo nosotros el pueblo, los obreros, los de abajo hacemos posible

Sus formas de vida, solo a nosotros nos corresponde juzgarlos

Y por cada euro nuestro que se hayan llevado habrán de pagar otro.

Proleto soy yo, Proleto eres tú, Proleto es él

Proleto somos nosotros, Proleto sois vosotros, Proleto son ellos

Todos somos Proletos y desde hoy tendremos el Poder.

Los componentes de la fila siguen a Proleto y abandonan, tras él, la puerta de la oficina de empleo y se dirigen al Ayuntamiento.

1 comentario:

  1. La música siempre viene bien con las palabras.

    "Banquero, banquero, banquero..."

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